Tienes un diseño genial entre manos. Le has dedicado horas, lo has mimado y por fin está listo.
Pero ahora viene uno de los momentos más importantes: presentarlo.
La forma en que enseñas tu trabajo puede hacer que el cliente lo valore aún más (¡o que pase desapercibido!).
Aquí tienes algunos consejos para que tu presentación deje huella:
1. Crea una narrativa visual
No muestres el diseño sin más. Cuenta una historia. Explica el contexto, el problema y cómo tu solución responde a esa necesidad.
Usa títulos, frases clave y ejemplos que ayuden a visualizar el valor del diseño.
2. Utiliza mockups realistas
Los mockups ayudan a imaginar cómo se verá tu diseño en el mundo real.
Ya sea un logo en un cartel, un packaging en una estantería o una web en distintos dispositivos, los mockups elevan tu presentación al mostrar el diseño en contexto.
3. Menos es más
Evita saturar la presentación. No muestres 20 versiones o cada paso del proceso.
Selecciona lo mejor y destaca lo esencial.
Una presentación limpia transmite claridad y seguridad en tu propuesta.
4. Aporta una explicación breve pero estratégica
Acompaña tus diseños con pequeñas explicaciones:
por qué elegiste esos colores, qué transmite la tipografía, cómo se adapta el diseño a diferentes formatos…
Esto muestra que hay pensamiento detrás de cada decisión.
5. Cierra con una visión del futuro
Muestra cómo ese diseño puede escalar o aplicarse en el futuro:
redes sociales, papelería, merch, web…
Esto no solo sorprende, sino que hace que el cliente visualice el potencial completo de tu propuesta.
✨ Consejo final
Ensaya tu presentación antes. Incluso si es por email, revisa cómo se ve visualmente.
Cuida los detalles, porque muchas veces, la forma en la que presentas puede ser tan poderosa como el contenido en sí.